...Así que no se apure tanto. También como usted, a su misma edad, anduve desesperado buscando un profesor de literatura, alguien que me enseñara a escribir, que leyera las cosas que yo escribía para decirme si estaban bien o mal y por qué lo estaban, cómo podría corregirlas, mejorarlas. No lo encontré nunca, tal como lo soñaba. Y todavía sabía menos que usted: porque usted, al fin, ha "hecho sus humanidades", ha tenido clases, dado exámenes, mientras que mis estudios terminaron donde los demás empiezan; en el primer año. Después hube de caminar solo, tanteando, ensayando, experimentando. Tal vez me equivoque, pero creo que es el gran sistema. Entonces no lo pensaba así. Me decía: los músicos tienen el Conservatorio y los conciertos; los pintores tienen la Escuela de Bellas Artes con exposiciones periódicas; allí ven, oyen, comparan, aprenden, se estimulan; solamente el escritor no tiene donde reclinar la cabeza. Soñaba con una escuela superior de bellas letras, con una acade