Pelé a 1000 Lo difícil, lo extraordinario, no es hacer mil goles, como Pelé. Es hacer un gol como Pelé. Ese gol que nos gustaría tanto hacer, pero que, diabólicamente, no se deja hacer. El gol. ¿De qué vale escribir mil libros, como simple resultado de una aplicación mecánica, las manos golpeando la máquina de la mañana a la noche, el trasero ubicado sobre un almohadón, palabras dóciles y resignadas al uso incoloro? El asunto es el libro único, para el cual no hay condiciones, reglas, recetas, códigos, cólicos que lo hagan existir, y sólo él importa -negativamente- en nuestra bibliografía. Novelistas que no capturan la novela, poetas de los cuales el poema se está riendo a la distancia, pensadores que glosan el gastado pensamiento ajeno, en vano circulamos por la pista durante 50 años. La enorme cantidad de papel que ensuciamos sigue en blanco, ajeno a las letras que en él se imprimen., pues no era ésa la combinación de palabras que exigía de nosotros. ¡Y cuántos metros cúbicos de sudo