Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de junio, 2009

LA PELÍCULA DE LA MISERIA DE LA VIDA

No Era Más, Que La Insolencia De Los Dioses Que Aprendieron A Cantar Jazz Con Guitarras De Una Cuerda Mientras Todos Los Oídos De Los Animales.- Fueron Ojos Ante Semejante Falsedad Porque Ni La Condición Humana Es Menos Que El Graznido De La Razón Que Se Pierde Entre Las Botellas Rotas Y Los Vasos Que Nunca Encontramos La Película Estaba Hecha A La Antigua Con Pedazos De Fotos De Tu Historia Muerta Fusionada Con La Velocidad De Todos Tus Momentos Perdidos Como Animal Perro O Gato Que Gracias A La Determinación De Las Vocales Pudieron Recordar Sus Nombres Y Su Feto Hecho Historieta.

Boris Vian

SI FUERA POETA. Si fuera poeta viviría ebrio con la nariz roja y en una gran caja apilaría más de cien sonetos y en una gran caja apilaría mis papeles completos. UN POETA. Un poeta: especial engendro entre el montón de vivientes cuyo seso concibe en verso cuya mano transmuta en música siempre sobre motivos diversos unos rojos otros verdes pero magníficos siempre. ¡QUÉ TONTO ES EL POETA! ¡Qué tonto es el poeta! ¡Y sobre todo perezoso! Si no fuese tonto y lerdo todos vivirían felices: el poeta se dedicaría en paz a su sufrimiento literario y construiría una casa amarilla con un gran jardín adelante y en las ramas de los árboles cantarían muchas aves: graves trombones emplumados mirlas con sus cogotes de flauta guacamayas turuletas graznarían contentas y pequeños cuervos muy rojos echando la buena suerte. Chorros de agua dispararían las fuentes adentro, curiosos peces fluorescentes: desde la tosca merluza hasta el irritante payaso desde la pringosa medusa hasta el aplanado lenguado desde

the “Priest” they called him / lo llamaban el “Cura”

( Un relato de William Burroughs con fondo musical de Kurt Cobain ) "Luchen contra la tuberculosis, amigos". Vísperas de Navidad, un viejo yonqui vendiendo estampitas en North Park Street. Lo llamaban el 'Cura'. "Luchen contra la tuberculosis, amigos". La gente apuraba el paso, se hacían sombras grises sobre un muro distante. La tarde caía y no había conseguido nada. Giró hacia una calle y el viento que venía del lago lo golpeó como el filo de un cuchillo. Un taxi se detuvo justo al frente, bajo la luz de un poste. Salió del coche un chico con una maleta. Era un muchacho delgado vestido con ropa de colegio. "Su rostro se me hace familiar, me recuerda algo de hace mucho tiempo", se dijo el Cura a sí mismo, mirando desde un portal al chico, que, con un abrigo desabotonado, hurgaba en los bolsillos de su pantalón para pagar el taxi. El coche se alejó y dobló por la esquina. El chico entró en un edificio dejando la maleta justo al lado de la puerta. &q