Lo que no se ha dicho
“Hay en mi alma un pozo muerto, donde no
se refleja el sol, y del que huyen los pájaros
con terrores de virgen ante un misterio de
cadáveres.
Mi alma es un palacio de piedra, donde habitan los ausentes,
trayéndome la sombra de
sus cuerpos para alivio y compañía de mi
vida.
Mi alma es un campo desbastado donde el
rayo quemó hasta las raíces, y donde no
puede florecer ni el cardo.
Mi alma es una huérfana loca, que anda de
tumba en tumba buscando el amor de los
muertos.
Mi alma es una flecha de oro perdida en un
charco de fango.
Mi alma, mi pobre alma, es una ciega que
marcha a tientas sin apoyo y sin guía”.
Teresa Wilms Montt.
“Nada tengo, nada dejo, nada pido. Desnuda como nací me voy, tan ignorante de lo que en el mundo había. Sufrí y es el único bagaje que admite la barca que lleva al olvido”
“Hay en mi alma un pozo muerto, donde no
se refleja el sol, y del que huyen los pájaros
con terrores de virgen ante un misterio de
cadáveres.
Mi alma es un palacio de piedra, donde habitan los ausentes,
trayéndome la sombra de
sus cuerpos para alivio y compañía de mi
vida.
Mi alma es un campo desbastado donde el
rayo quemó hasta las raíces, y donde no
puede florecer ni el cardo.
Mi alma es una huérfana loca, que anda de
tumba en tumba buscando el amor de los
muertos.
Mi alma es una flecha de oro perdida en un
charco de fango.
Mi alma, mi pobre alma, es una ciega que
marcha a tientas sin apoyo y sin guía”.
Teresa Wilms Montt.
“Nada tengo, nada dejo, nada pido. Desnuda como nací me voy, tan ignorante de lo que en el mundo había. Sufrí y es el único bagaje que admite la barca que lleva al olvido”
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