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Cuentos - Alfonso Alcalde

Muerte por partida doble

En el siglo XII cualquier persona podía entrar a una botica y comprar un kilo de arsénico. La marquesa de Branvilliers utilizaba su influencia para que le despacharan la receta con el nombre de la futura víctima. Según una crónica policial de la época liquido a su padre (Q.E.P.D.), todos sus hermanos, sus mejores amigos, los enemigos más consecuentes, un perro, seis gatos, un burro, una matrona y hasta un general en retiro.
Antes de ser decapitada en la plaza pública, usando una serie de engañifas logró tentar a su verdugote modo que cuando su cabeza saltó graciosamente por el aire el encapuchado también sufría los estertores de la muerte provocando verdaderos ataques de risa entre los concurrentes. Desde el canasto la cabeza solitaria de la marquesa repetía: "Esto te pasa por ser picado de la araña".
La aristocrática dama colocó una pinta de un siniestro barbitúrico en la punta de sus pezones y el verdugo antes de ponerle la venda reglamentaria, se tentó.


El conocimiento no ocupa espacio

Por la vía experimental Hahnemann creó en el siglo XVIII la homeopatía y Mesmer el deleite que casi enloquece a Madame de Maintenon y Ninon de Lenclos. La afición de ambas matronas a las prácticas del médico llegó a tales extremos que el facultativo debía acudir a sus palcos en las funciones de gala cuando el drama teatral estaba culminando. Les bajaba la prenda más privada colocándoles el enema. A las damas casi en forma inmediata se les despertaba el seso al extremo que no hacían preguntas que comprometieran su falta de información. La práctica sentó las bases para que más tarde aparecieran verdaderas enciclopedias del conocimiento filosófico de la época.


Anciano desconcierta a varios dependientes

Un hombre de 85 años de aspecto cansado, sin familia sordo y reumático entra a una ferretería y pide un cuchillo. Paga su valor volviendo a salir con el mismo paso seguro que había entrado.


Es la pura verdad que el dinero trae una serie de dolores de cabeza

Un funcionario que prestaba sus servicios en la Casa de la Moneda comenzó a fabricar valores de oro para beneficio personal. Entusiasmado en la tarea reemplazó la efigie del patriota por su retrato. Acusado de ejercitar el culto a la personalidad fue encarcelado y defendido por los Abogados de los Pobres, perdiendo la causa quedando sin amigos y siendo abandonado por último por su mujer y cuatro de sus cinco hijos.


La mano presta una utilidad increíble

El mecánico Götz von Berlichingen ganó fama y dinero con el diseño de una mano que le permitió pasar a la historia. Efectivamente hoy aun se le recuerda en las fábricas de prótesis en general. Soldado aguerrido, perdió su diestra en la batalla de Fleury que tuvo lugar al comenzar el otoño de 1862. con materia prima que le llegó directamente desde Holanda pudo construir una articulación tan flexible, ágil y escurridiza que en los momentos de ocio, cuando su espíritu estaba en paz, gustaba sustraer las billeteras de sus colegas de arma. Ya al cumplir el medio siglo se dedicó a estudiar el piano, fabricando él mismo el instrumento totalmente de fierro. Johann Wolfgang von Goethe alabó su gracia y como si esto fuera poco escribió un drama en verso con el tema de la mano y sus variaciones públicas. Sobre su vida privada guardó discreta reserva hasta el último día de su muerte.

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